martes, 14 de junio de 2016

Disfrutando aprendiendo...

Telémaco era cada vez más feliz con sus amigos y Braulio satisfecho por la labor que, como quien no quiere la cosa, desempeñaba. De la manera más fácil y natural del mundo. Pero no todos estaban tan radiantes... Palmira, quien siempre había deseado tener un niño correteando entre los pasillos de su casa, se mostraba contrariada por que padre e hijo pasaran tanto tiempo juntos "qué estarán tramando estos dos", se decía, y consideraba que no tenía cabida en esa relación. Además, más de un reproche le había hecho a su esposo sobre el tiempo y el dinero que estaba perdiendo en su trabajo por estar con el niño, "que son muchos ya los vecinos que no te confían encargos porque saben que no llegaás a tiempo, que del niño puedo encargarme yo, pues sabes que no hay nada que más deseo me haga". Pero no era verdad; el tiempo que ambos habían vivido solos, la mujer se había acostumbrado a los exquisitos regalos de su marido, todos ellos llegados por sorpresa y sin una celebración en particular. En el fondo era esto lo que añoraba, los regalos, las atenciones de su marido. Pero desde que había perdido el habla, nada había vuelto a ser como era. Pese a todo, Palmira se sentía dichosa; tenían a un hijo con ellos, y era todo cuanto deseaban. No le podía pedir más a la vida. 

Pareció ser que las súplicas de Palmira habían hecho mella en Braulio, y aquella tarde la pasó por completo en la carpintería que tenían adosada al garaje de casa. Era un buen momento para acercarse a su hijo, y así lo intento. Estaba el niño en su alfombra de siempre cuando, al ver llegar a su madre, le preguntó; "Mamá, ¿qué es este libro que tienes en esta mesilla?". La mujer se arrodilló a su lado. "No es mío, Niséforo, sino de tu padre". "¿Y qué dice?". Se enterneció de golpe por su torpeza; ¿cómo iba a saber leer? Se preocupaba tanto de su bienestar económico y que no le faltara ningún tipo de protección, que había perdido la cuenta de que aún no había ido a la escuela. Tomó el libro y leyó "Los 7 hábitos de la gente altamente afectiva", autor Stephen Covery. Desconocía que su esposo tenía ese tipo de inquietudes, tan poco le conocía en el fondo... El niño pensó: "7... ¿y cuáles son, mamá? "Pues vamos a ver", dijo la mujer, al tiempo que hojeaba el libro.

- 1º: Sea productivo.
"Mamá, ¿yo soy productivo?". No sabía que responder. "Haces lo tuyo, igual que yo hago lo mío y papá lo suyo"
- 2º: Empiece con un fin en mente. 
"¿Qué quiere decir?". "Pues que debes tener un objetivo al qué perseguir". "¡Ah!, ya lo entiendo. Es la maceta ¿verdad?" La mujer se sorprendió: "¿La maceta? ¿Qué maceta?". "La maceta que papá nos puso en el camino y que teníamos que atravesar para ganar el juego". Sonrió, "sí, eso mismo, hijo"
- 3º: Establezca primero lo primero.
"¿Primero lo primero? ¿Cómo sería al contrario?" "Niséforo, lo que quiere decir es que hay que establecer prioridades, de lo más importante a lo menos importante". "Aaaaah"
- 4º: Piense en ganar. 
"Eso me gusta, je je"
- 5º: Procure primero comprender y después ser comprendido. 
"¿Cómo?". "Que procures comprender a los demás, y de ese modo serás comprendido" Palmira pensó entonces en su esposo, en como le había juzgado por pasar tantas horas con el pequeño, y era justo ahora cuando le comprendía. Se entristeció. 
- 6º: Sinergice. 
"Qué palabra tan rara mamá..." "Sí, un poco. Lo que nos quiere decir, es que cuando dos personas unen sus fuerzas en algo, logran mejores resultados en conjunto, ¿entiendes?"
- 7º Afile la sierra. 
Los dos se miraron y pensaron en la sierra que en esos momentos estaba usando Braulio en la carpintería, y se pusieron a reír ipsofacto. En momentos así, la explicación plausible a su significado quedaba en segundo plano. 

Palmira encontró poco después otros libros que llamaron su atención; "El liderzgo cultural" de Edgar Schein sobre como ser un líder animador, creador, sustentador de cultura y artífice del cambio; de Harry Truman, sobre el cual pudo leer "toda mala decisión que tomaba va seguida de otra decisión" así como unos enlaces de youtube abiertos en el ordenador personal de Braulio, en los que les llamaron la atención los siguientes: 



Desde que apareció e niño en sus vidas, Braulio se había estado empapando de todo lo relativo al liderazgo y había tratado de llevar a cabo con el pequeño los conocimientos que iba adquiriendo. Y es que "el entendimiento de las cosas ayuda, porque puede guiar la acción; pero por sí solos no basta, es preciso actuar". Esto es lo que estaba pretendiendo, y sin duda era lo que le daba fuerzas para seguir adelante. 

Sin duda podríamos identificar al bueno de Braulio con un líder sirviente o trascendente, una tipología de liderazgo en la que encontramos a sus máximos exponentes en las figuras de Jesucristo, Nelson Mandela o Mahamtma Ghandi. Es un líder que cuenta con un valor fundamental como es la humildad, ser una buena persona. Muchas veces el problema de un líder es su ego (ejemplos podríamos tener en el político norteamericano Donald Trump) y este tipo de líder se encamina a los corazones de las personas, es un líder mucho más emocional o sentimental. Weiss comentó que un líder no tiene necesidad de discutir, sino que debe dar ejemplo a través de su comportamiento. 


¿Podría ser Braulio la personificación del propio Mandela en esta historia?



No hay comentarios:

Publicar un comentario